NUESTRA PREMISA

"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida, tu derecho a expresarlo".
(Voltaire).
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SED BIENVENIDOS

.......y aquí están mis ganas de Ser lo que Soy y Compartir, recíprocamente, aunque para ello me salte todas las reglas gramaticales, y tenga faltas de ortografía, o comas que no sé bien donde poner, y tildes que relucen por su ausencia, o refulgen por su presencia, cuando ni la una ni la otra opción son la más adecuada a la palabra)……pero son, mis ganas, y como a nadie ofendo, les doy el merecido placer de ser libres.....
Os damos la Bienvenida, Mi Guelfor y yo, con los oidos grabados en las pupilas, y el corazón plasmado en los pulgares. Nada más que decir, sólo:

PASAD:
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UN POCO DE ORDEN EN ESTE GALIMATÍAS

viernes, 10 de julio de 2009

UNA ENERGÍA INVISIBLE



Me miré de arriba a abajo y me gusté. Regresé la mirada al espejo que estaba frente a mi, observé cómo la sinuosa curva de mi cintura se adaptaba fácilmente a aquel vestido. Sí, le diré a la dependienta que me lo llevo. Es más, saldré con él del probador y dejaré aquí el que me traje puesto hoy. Aunque recuerdo que la última vez, pasamos, la cajera y yo, unos esfuerzos tremebundos para quitarle el dichoso dispositivo anti-robo, que justo colgaba del interior del sacalejo, apuntando cual dañina puntilla hacia el lado donde la espalda, dicen, pierde su respetable nombre. ¡Uf!, el hecho de acordarme me sofoca. En fin, me lo quitaré, pero sólo hasta pasarlo por caja, luego entraré nuevamente en el probador de señoras, y me lo cambio. Este vestido no era de una marca muy conocida, pero así y todo me llamó la atención. La verdad, jamás pensé que me quedara tan bien. No suelo cambiar mis marcas comerciales, soy una mujer de costumbres. El último que compré era de la casa "El cautivo". Tenía muchos de dicha etiqueta, pero estaba un poco cansada de siempre lo mismo, así que decidí que era el momento idóneo para renovar mi fondo de armario.


Al abrir la puerta de casa, el primero en recibirme como siempre fue Testaferro, nuestro perrito. Como hacía de forma habitual, corrió por el largo pasillo preparado para avalanzarse sobre mí y abrazarme con sus enormes patas a la altura de mi cuello, pero esta vez, como en las películas de Dibujos Animados, derrapó a dos baldosas de distancia entre él y yo, de veinticinco por veinticinco cada una. Con sus ojitos negros y redondos me miró de hito en hito varias veces. Luego se acercó con mucha cautela y olió toda la parte baja del nuevo vestido. Se apartó las mismas dos baldosas de mí y ladró mientras me miraba inquisitivamente a los ojos. Bueno, pensé, al niño no le ha gustado, en fin, y avancé hasta el baño. Las necesidades biológicas hay que satisfacerlas en el momento en el que se presentan, ya habrá tiempo para enseñarle el vestido a Luis.

Denuevo, en el espejo que adornaba una de las paredes del baño, miré cómo me sentaban de bien aquellas telas, llenas de bordados de colores por donde pasaba la luz, resaltándolos. Me impresionó descubrir que era yo la que estaba dentro de todo ese estallido de color que iluminaba a mi persona con mucho más ahínco que todos los anteriores trajes.


Aparecí por detrás del sillón pequeño del salón, descalza. Puse mis manos suavemente sobre los párpados de mi amado Luis. "Tengo una sorpresa para ti", le susurré al oido. Él sonrió, siempre lo hacía. En casa, siempre había un "siempre lo hacía", fuera éste de Testaferro o de Luis. Me rozó las manos, como hacía siempre, pero esta vez algo lo paró de repente. Palpó en braille el encaje blanco que cubría los dorsos de mis dedos hasta la mitad de los mismos. Puso especial atención sobre el encaje del dedo corazón. Después de varios segundos de apreciación táctil, me colocó frente a él, tirando dulcemente de mi muñeca. Sonriente di la vuelta sobre mí misma dos veces para que observara lo bella que me hacía la nueva ropa. Pero cuando me encaré con su rostro, toda expresión de admiración o deleite, lucía por su ausencia. En su lugar encontré una nariz arrugada, dos comisuras de labios caídas, y unos ojos bañados en dudas. Escruté su gesto un par de minutos, porque tampoco yo salía de mi perplejidad. "¿Sucede algo?". "¿No te gusta?", pero él ya se había puesto en pie, y su mano avanzaba directa hacia mi cabeza. No pude esquivar el golpe, ni conseguí mantener el equilibrio, por lo que caí de costado sobre la mesita auxiliar. Mi vestido había quedado hecho una piltrafa. Se manchó con los restos de la pizza de la cena de Luis, los bordados quedaron del color de la pestilente ceniza que habitaba el cenicero, el calado azul que adornaba mi brazo derecho se tornaba rojo al contacto con mi sangre. Testaferro entró y le animó con sus ladridos que siguiera pegándome. No les hice caso y como pude, fui incoporándome. Luis no era malo, ni por supuesto lo era Testaferro, pero si algo de mí no les gustaba, o simplemente si ese algo pertenecía a ellos mismos, me pegaban.


Una vez en pie, caminé tambaleante hacia el baño, pero antes de llegar, un impulso me hizo ir directamente al ropero. Abrí las dos hojas de madera, saqué todos los disfraces, y uno por uno fui leyendo sus etiquetas. "Boutique Absolutismo"; "La Piel del Cordero, S. L."; "Sin Lugar ni Destino, La Finca, Torrelavieja, S/n."; "Des-esperanza". Con rabia fui arrancando uno tras otro aquellos malditos precintos que me ataban en contra de mi voluntad. Llena de aquel nuevísimo sentimiento, me encaminé hacia donde se hallaba mi espejo, es decir, al baño. Una vez más me busqué tras la piel, dupliqué mi reflejo para verme mejor, y un reguero de roja tristeza empañó mi mirada. La sangre se abría paso entre los surcos envejecidos de los bordes de mis ojos. Hasta ese momento no me había dado cuenta del agujero que atravesaba mi cráneo. Fijé la vista en la parte alta del vestido, y un curioso dato me sorprendió; dato, del que haciendo uso constante del mismo, nunca había llamado mi atención. No tenía cuello. El disfraz, carecía de cuello. Todos, absolutamente todos los vestidos que poseía lo tenían. Todos, menos éste. Poco a poco iba comprendiendo la razón por la que Luis me había golpeado, y por la que Testaferro me había rechazado. Era por miedo. Y era lógico que lo sintieran, en su lugar, a mí me habría sucedido lo mismo. Creo que también hubiera matado a Luis, y hubiese pataleado a aquél insolente chucho, si uno de ellos hubiera aparecido disfrazado con lo que me había decidido a vestir aquel día. No, tampoco yo soportaría esa insolencia. Luis, en varias ocasiones, gustaba vestir con diferentes distintivos. Uno de sus favoritos era "Le´Procaz", otro "Le´Indolence", le gustaban bastante los cuños franceses, nunca supe por qué. Un poco antes de morir me regocijé en mi pasado adolescente, cuando las prendas que elegía para ponerme a diario, no estaban influenciadas por las opiniones de nadie, ni por los consejos de mis amigos, ni por un comportamiento perruno. Era la época del statu quo de la libertad. Por entonces usé "Acracia, S.A."; "No me pises que llevo calcetines, ctra. El Trapiche, nº5, La Laguna", "Las Causas Perdidas", y algunas más que, ahora con toda esta confusión de estar muriendo no recuerdo con mucho acierto.


Recreé por última vez mi visión en el artificio que cubría mi maltrecho cuerpo. Quería morir con esa impresión grabada en las pupilas. Definitivamente, sí, me quedaba perfecto. Pena no haber descubierto antes aquella marca, cuántas cosas hubiesen cambiado. Cuando escapé del cuerpo, me hizo mucha gracia, porque lo dejé desnudo, me llevé puesto el vestido, y aquí no tuve que pasar por caja. Sentía curiosidad por lo que ponía la etiqueta, situada en un lateral de la falda, y al leerla, no pude por más que reir a carcajadas. ¡Tanto tiempo sabiendo que existía esa marca de alto standing, y sin atreverme a comprarla!. En fin, cuando la leí, tuve que reconocer que tanto Luis como Testaferro tenían mucha razón en deshacerse de mí. Me había convertido en un peligro, y su miedo, el de ambos, era apabullante. Comprendí aún con más empatía su proceder, el de ambos.


Miré nuevamente la etiqueta y me fui sonriente mientras leía: "La Quintaesencia. Avd. La Quinta Esencia, S/n. El Infinito".


VALK.

1 comentario:

  1. Greetings! Very useful advice within this post! It's the little changes that will make the most significant changes. Thanks for sharing!

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